Este es un de esos vinos que te descubren por casualidad en un restaurante... y termina siendo el vino preferido de tu mesa.
Sólo he probado el tinto, aunque también lo tienen en blanco.
Es un vino que me recuerda a mi chico...por lo embriagador ja ja ja ja ja... por lo rojizo de su pasión, por su humor ácido como las frutas y lo dulce de sus caricias de regaliz. Como sus besos, es suave en la boca, agradable y ligero.
Ideal para brindar, por que los milagros existen en las noches de los locos insomnes de los aeropuertos.
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